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Lambayeque, tierra del mítico Ñaymlap y cuna del fastuoso imperio Chimú, está formado por extensas planicies de tierras fértiles, pero escasas de riego. Sin embargo, estas tierras albergaban en tiempos antiguos un tupido bosque de algarrobos, de cuyo follaje y frutos se sustentaban nada menos que 500 mil cabezas de ganado caprino, aprovechado durante el virreinato para la industria de cueros, cordobanes, jabones y la famosa piel de cabritilla que era enviada a Europa para la fabricación de guantes y prendas de cuero fino delgado. Los bosques secos tropicales de estas regiones han sido completamente depredados por el hombre en Épocas pasadas, cuando el combustible más empleado para todos los usos (sobre todo para alimentar las cocinas) era la leña.
Como resultado de la dramática deforestación, no solamente se han despoblado extensas zonas de este departamento, sino que adernás se ha incrementado la sequedad del ambiente y el suelo ha perdido resistencia frente a la erosión pluvial y eólica, así como ante las ocasionales crecidas de los ríos.
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